De vuelta al pozo.

Hay ocasiones en las que me gustaría volver a lo más profundo del pozo.

Ese sombrío lugar era el único sitio donde,
aún existiendo el dolor, no lo miraba a los ojos.

No había ni frío, ni dudas, no estaba yo.

pero del pozo, al olvido, hay solo un paso. 
No debo olvidarme de quien soy, ni de donde vengo.

En ese oscuro lugar solo se puede mirar hacia arriba,
sabes que hay un mundo entero esperándote,

o eso es lo que el optimismo quiere que pienses.

¿Ves la luz? ¿todavía lejos?

Y entre roca y roca analizas lo que puede pasar
si acabas asomando la cara ante todo aquello por lo que una vez
te adentraste en lo mas oscuro y profundo.

Y aquel personaje al que le vendiste tu alma aparece para que no sigas subiendo.

"¡hiciste un pacto, me lo firmaste con las lágrimas que salían de tus ojos tristes!"

Es el miedo, ese monstruo que vuelve para comerte, 
ese que te corta el aliento.

Es ese desgraciado que me dice que no valgo para nada,
que no hay futuro, que jamás conseguiré nada y sí, 
seguiré sintiéndome tan inútil como antes.

Le miro a los ojos, y estrecho mi mano con la suya.
Ese ser llamado miedo, orgulloso, aparta la garra de mi mano,
pues en esta ocasión ha ganado. En su asalto ha salido victorioso.

Volveré a ese pozo de nombre cama, hasta que más personajes del cuento se acuerden de que aquí hay una persona tirada.

Quizás para entonces será demasiado tarde.

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