El momento del despertar

Se despertó en aquel lugar, rendida por la resaca emocional provocada por aquella mujer que no la dejaba respirar.

Con la vista algo borrosa le costó llegar a la conclusión de que, efectivamente, no había sido una pesadilla.
Aquel no era el sofá del piso ruinoso en el que vivía a disgusto, sucio y lleno de pequeños bichitos negros a los que ya se había acostumbrado.

En ella se dibujó una ligera sonrisa, un gesto que hacía tiempo que no mostraba. Era la primera vez en muchos meses que no tenía que compartir el viejo colchón con esos insectos que la despertaban en plena madrugada con la intención de dormir bajo su amarillenta sábana.

Pisaba, por fin, un suelo limpio y bonito. Aunque por desgracia, sabía que aquello no iba a durar para siempre.
Le quedaba un mes para cumplir la mayoría de edad, pero, mucho más tendría que esperar para lograr asimilar todo lo que le había sucedido.

Era momento de pedir a gritos la atención que hasta ese instante nadie le había prestado, y así empezaría a contar la peculiar historia de su vida.


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